Duelo

¿Qué es el duelo?

El duelo es un proceso psicológico que experimentamos cuando perdemos a alguien o algo de importancia para nosotros. Esta reacción a la pérdida, si bien es universal al ser vivida por todos los seres humanos del mundo, es subjetiva en la manera que tenemos de experimentarla. Esto quiere decir que según quiénes seamos, cómo y dónde la vivamos, va a determinar el resultado de la misma.

Entre los factores claves a la hora de hacer personal el duelo, destacamos la experiencia previa que cada uno haya tenido con la pérdida, qué es lo que se pierde (si un objeto, un proyecto, una pareja, un familiar…), cómo se produce esta pérdida, si es imprevista o esperada, el significado de lo perdido, nuestra manera de manejar y expresar las emociones y el dolor, así como demás factores que definen a cada persona.

Dado que asumir e integrar la pérdida es un proceso necesario en el que a menudo aparecen emociones dolorosas y pensamientos recurrentes, tristeza, sensación de vacío, anhedonia y demás síntomas naturales, es importante que cada persona pueda darle un espacio al duelo de la forma más personal posible.

Existen muchas formas de atravesar una situación de duelo, y cada persona despliega los mecanismos que necesita para vivirlo. Algunas conviven con estas emociones acompañadas por sus familiares y amigos. Otras, bien debido a la ausencia o incomprensión de estos, a sus dificultades para expresarse o al desborde de ciertas emociones y sentimientos, deciden acudir a nuestra consulta para encontrar un apoyo y que le facilitemos la elaboración del duelo.

Algunas de las circunstancias en las que es recomendable acudir a un profesional son:

  • Cuando sientes emociones muy intensas, como culpa, miedo, rabia, desesperanza…
  • Cuando la pérdida te genera una sensación de bloqueo, vacío o angustia.
  • Cuando sientes un gran temor al futuro y dudas sobre cómo seguir viviendo con la pérdida.
  • Si tienes pensamientos relacionados con acabar con tu vida.
  • Si temes que elaborar tu duelo suponga olvidar aquello o a aquella persona que perdiste.
  • Si no logras ir dándole un espacio a lo perdido y relacionarte con lo ausente de manera sana.

Cómo entendemos el proceso de duelo


Para el psicólogo J.W. Worden, los seres humanos transitamos diferentes etapas

a la hora de experimentar un duelo y su elaboración. Éstas no tienen por qué darse necesariamente en un orden determinado; veamos cuales son:

Aceptar la realidad de la pérdida. Dado que la reacción más natural de las personas a la pérdida es la negación, ésta es la primera de las etapas que superar. La negación es un mecanismo de defensa que nos sirve para protegernos del impacto emocional que supone algo doloroso y dañino psicológicamente. Es un intento por anular “lo malo”. Hacer como que no existe. Dependiendo de las personas esta negación se expresa de diferentes maneras. Hay personas que ante un fallecimiento de alguien cercano se muestran como si nada hubiese pasado, son impasibles y se aíslan de lo ocurrido. Esta forma mezcla dos reacciones básicas, la negación y el aislamiento. Parece que nada de lo que ha ocurrido les afecta. Otras, en cambio, sienten que se van a encontrar a la persona perdida aunque racionalmente saben que no es así. Esta fantasía que niega la pérdida es una reacción natural que irá dando paso a la aceptación e integración sana de la ausencia si el desarrollo psicológico y la salud mental de la persona lo permite.

Otras formas de pérdida que no conllevan fallecimiento (pareja, proyectos, país, etc), tienen otro tipo de reacciones en las que se suele observar una tendencia a fantasear con la reversibilidad o a negar el impacto emocional que supone. Tanto para un caso como para otro la aceptación permitirá evolucionar a la persona y para ello, además de tiempo, se requiere cierto orden interno que no le ponga trabas y dificulte el avance. Aquí es donde comienza nuestro papel como psicólogos. Ayudar a la persona a que la pérdida no provoque un desorden y una conmoción más allá de lo natural; ayudando a dar el siguiente paso que Worden consideraba fundamental...

Trabajar las emociones y el dolor de la pérdida. Las emociones son la reacción primaria y radical a los hecho de nuestro alrededor; la pérdida es uno de esos impactos inevitables que estamos destinados a experimentar. Esas emociones han de abrirse paso para que, tras identificarlas y darles un sentido, podamos expresarnos, satisfacernos e ir elaborando el dolo. Desde la subjetividad que al inicio defendíamos, cómo experimentemos las emociones va a depender de nuestra individualidad e historia psicológica. Es clave poder verbalizar todo lo que la pérdida o fallecimiento nos provoca, qué pensamientos y fantasías nos despierta y, en el caso de la muerte, qué significado y espacio pasa a cobrar esta en nuestra vida.

Adaptarnos al “después” de la pérdida. Cuando se pierde algo o a alguien, la situación que se genera es algo diferente a lo que habíamos vivido hasta entonces. Este nuevo panorama requiere de adaptación. Lo que perdemos no es solo una persona, un objeto, un proyecto, sino todo lo asociado consciente e inconscientemente a ello. Pérdidas que provocan en nosotros desde sensación de abandono a libertad, con una nueva experiencia que se nos abre por delante y a la que hay que adaptarse. Nuestros roles, nuestras rutinas, nuestras expectativas, nuestras relaciones, van a exigir de nosotros una re-ubicación. Algo para lo que la mente humana está más que preparada después de miles de años de pérdida.

Continuar viviendo tras recolocar emocionalmente la pérdida. Con el paso de tiempo y el avance de las etapas, los sentimientos positivos y las ideas constructivas irán teniendo un mayor espacio, lo que hará que la persona se sienta mejor y vaya encontrando sentido y futuro en otros planos de su vida. Esta etapa del duelo será la que vaya cerrando la herida de la pérdida con la integración de lo perdido en un lugar sano. Un entorno rico y con posibilidades, relaciones, vínculos, proyectos, etc. harán que la persona vaya encontrando estimulante continuar.

Tratamiento en el proceso de duelo

Como el tratamiento de cualquier dificultad psicológica, en el duelo es muy importante conocer y comprender la singularidad de cada persona. Escuchar qué significa para ella lo que está viviendo, reconocer lo que siente, ver su entorno y su mundo, dejarla expresarse tal cual le salgan las ideas y las emociones.

Por nuestra parte la terapia será adaptada a la persona. Sabemos las fases que tiene que pasar y, al tiempo que facilitaremos ese avance, le daremos espacio a comprender los significados de la pérdida y todo lo que remueve la misma.

Comprender qué ha significado para ella la persona o lo perdido, qué le queda, qué papel va a tomar ahora, quiénes están con ella, etc, será algo paralelo a darle un lugar y nombre a lo que siente. Siempre con una mirada profunda por nuestra parte y una comprensión del hecho en el total de lo que la persona significa.

En Intro nuestra prioridad será darle un lugar donde exponer, reconocer, comprender y elaborar lo sufrido, desde la relación psicólogo-consultante y la libre expresión de éste. Conocedores de lo qué ocurre y cómo trabajarlo, iniciaremos el acompañamiento y la guía para superar la dificultad.

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